Entidades y formaciones políticas del Prat de Llobregat conmemoran el Día Nacional de Cataluña con la tradicional ofrenda floral en la plaza del Mestre Estalella, que este año ha arrancado con un minuto de silencio por las víctimas del terremoto en Marruecos
domingo, 10 septiembre, 2023 – 19:00
El Prat de Llobregat ha conmemorado este domingo 10 de septiembre por la noche la Diada Nacional de Catalunya con un acto institucional y la tradicional ofrenda floral en la plaza Mestre Estalella. Como viene siendo habitual, en la ofrenda han participado numerosas formaciones políticas y sindicales, así como entidades de cariz muy diverso de la ciudad. Todas ellas guardaron un minuto de silencio al inicio del acto en recuerdo de las víctimas del terremoto que el pasado viernes por la noche causó más de 2.000 muertos en Marruecos y en solidaridad con los territorios afectados.
El acto ha contado con actuaciones musicales y de gigantes, a cargo de la Unión Filarmónica del Prat, la Asociación Gegantera Recreativa y la Asociación Gegantera Delta del Prat de Llobregat, y la Asociación Sociedad Coral Recreativa Lo Llobregat de Les Flors. Se han interpretado El canto de la Senyera y Els Segadors, así como la Sardana del Prat.
Por parte del Ayuntamiento de El Prat, han participado el alcalde, Lluís Mijoler, y representados de varios grupos municipales: Alba Bou en nombre de El Prat En Comú Podem, Juan Pedro Pérez del PSC, Jordi Ibern de ERC, Jorge Monteagudo de Jóvenes y Pensionistas Decidimos, y Gerard Valverde de Junts Per Catalunya. El alcalde Mijoler ha realizado un año más un mensaje institucional, que a continuación puede leer.
Por la igualdad, por el planeta: ponemos la diversidad en común
Compañeros y compañeras del consistorio,
Miembros de las entidades de la ciudad que hoy participa en esta ofrenda floral,
Pratenses, pratenses,
Buenas tardes a todos.
Y muchas gracias por participar en esta ofrenda institucional con motivo de la Diada Nacional de Catalunya.
Ante todo, me quiero sumar como alcalde al gesto de solidaridad que al inicio de este acto hemos tenido todos y todas haciendo un minuto de silencio en recuerdo de las ya más de 2.000 personas que han perdido la vida a causa del grave terremoto que ha sacudido a Marruecos y que nos ha golpeado como ciudad de forma especial. Porque El Prat es una ciudad hecha con el esfuerzo de gente venida de todas partes, y una de las comunidades que ha contribuido de forma decidida es la de los conciudadanos y conciudadanas de origen marroquí. El Ayuntamiento de El Prat está y estará junto a esta comunidad de nuestra ciudad, y contribuirá en la medida de lo posible y en el marco de la red municipalista catalana de cooperación en la reconstrucción de los pueblos y ciudades afectados por el terremoto y atención a las personas supervivientes de la tragedia.
También quiero agradecer la Banda de la Unión Filarmónica de El Prat, que nos ha interpretado el Canto de la Senyera y la Sardana del Prat, ya la Asociación Gegantera Recreativa y la Asociación Gegantera Delta por los bailes de los gigantes Pere y Paulina, Canudas y Eulalia. Con estas actuaciones hemos iniciado un acto que es de reencuentro y reflexión. Después de la pausa del verano, nos reencontramos con la vida ciudadana, cívica y social de la ciudad, justo cuando arranca el curso escolar y poco antes de una nueva Fiesta Mayor. En este sentido, en nombre de la ciudad no quiero dejar de desear suerte y aciertos a todo el estudiantado que estos días comienza un nuevo curso, y quiero también dar las gracias a todo el profesorado que le acompañará estos próximos meses, agradeciendo su esfuerzo. Y nos reencontramos para reflexionar, con motivo de la Diada, sobre el momento en que se encuentra nuestra ciudad, Cataluña y España.
Este año iniciamos no sólo un nuevo curso político. Iniciamos una nueva etapa, a muchos niveles. Una etapa en la que deberemos encarar muchos retos. Una etapa que va a exigir mucha inteligencia y capacidad de diálogo para avanzar. Una etapa que, si estamos a la altura de estos retos, puede abrir nuevos horizontes de esperanza.
Esto es evidente si pensamos dónde estábamos hace cuatro años. En 2019, en ese mismo espacio y en ese mismo acto, reivindicaba la tradición de las ciudades como espacios de encuentro, como espacios donde la ciudadanía catalana ha sabido poner en común su extraordinaria pluralidad para tender puentes y tejer complicidades. Reivindicaba tradiciones como la de nuestra comarca, donde la Diada de 1976 miles de personas se reunieron en la plaza de Catalunya de Sant Boi para clamar con hablas y voces diversas que éramos, que somos, y sobre todo, que queremos ser un solo pueblo .
Esta reivindicación de los espacios de encuentro que somos y queremos ser las ciudades catalanas podía resultar voluntariosa en aquel contexto del 2019, donde apenas empezábamos a superar una etapa de enfrentamiento político y de blogs en torno al debate nacional. Vivíamos un tiempo de judicialización y bloqueo político que nos paralizaba a la hora de encarar retos que son urgentes.
Cuatro años después, lo que entonces anhelábamos ahora puede convertirse en realidad.
Pensábamos y seguimos pensando de formas muy distintas. Tenemos aspiraciones e ideas diversas sobre hacia dónde queremos que avancen Cataluña y España. Pero somos mayoría aquellos y aquellas que creemos que es en la plaza política donde deben debatirse estas ideas, respetando el juego democrático, con diálogo y sin imposiciones. Aquellos y aquellas que sabemos que para abrir las puertas de esta plaza política es necesario el reconocimiento del problema político, su desjudicialización y actuar con valentía y generosidad para avanzar en su resolución. Se trata, en definitiva, de “comprender y amar las razones y las hablas diversas” que nos definen, como dicen los versos de Espriu que la presidenta del Congreso Francina Armengol recordó recientemente en la Cámara Baja.
Se trata de poner en común nuestras diferencias, para construir frentes amplios en torno a los anhelos que compartimos de progreso y de justicia.
Porque los retos que encaramos como sociedad son urgentes.
«Estamos cerrando lo que ya se ha confirmado como el verano más caluroso del que tenemos registro», advertía hace un año, la Diada del 2022. Año tras año, volvemos a superar récords. La emergencia climática no es sólo una realidad innegable. Sino que ya afecta a nuestras vidas aquí y ahora. Hacemos frente a una sequía que ya dura meses, por poner un ejemplo muy actual y cotidiano el precio del aceite sube día tras día, y las cosechas siguen empeorando. Está en riesgo la base material de nuestra vida. Y solo lo niegan aquellos que creen ingenuamente que sus privilegios servirán para mantenerlos al margen de esta crisis que ya está aquí.
Por eso defender la justicia hoy pasa por combatir la emergencia climática. Porque entendemos que las ciudades y la ciudadanía debemos hacer esfuerzos, pero a la vez queremos resaltar que si nosotros debemos hacer renuncias a los privilegiados también deben hacerlas. Mientras nosotros repensemos nuestra forma de movernos para hacerlo de una forma más sostenible otros tendrán que hacerlo en sus aviones. Porque contra la emergencia climática los pequeños gestos son importantes, pero las transformaciones estructurales son imprescindibles.
Es necesario repensar nuestra forma de vivir. Impulsar la emancipación personal y social hoy en día, nos recordaba poco antes de morir el sociólogo y filósofo francés Bruno Latour, pasa paradójicamente por tomar conciencia de la compleja red de interdependencias que sostiene la vida en el planeta tierra.
Se trata de superar la imagen prepotente de nosotros mismos como seres y como especie que puede devorar recursos con impunidad y puede permanecer indiferente a lo que ocurre a su alrededor. Se trata de redescubrir que la vida en el planeta se sostiene gracias a una fascinante y rica red de la que formamos parte y sin la que no sobreviviremos. Se trata de volver a poner en el centro la vida. De redescubrir la importancia de los cuidados y ponerlos en el centro. De adoptar, en definitiva, una perspectiva y actitud profundamente feministas.
Porque ésta es la otra gran transformación de nuestro tiempo: los grandes avances que estamos haciendo en el inacabable camino de la igualdad entre todas las personas, y también muy especialmente entre los hombres y las mujeres. Nos lo están recordando en las últimas semanas unas mujeres valientes, que no sólo han ganado un mundial de fútbol, sino que se están plantando frente a la prepotencia, la violencia, el patriarcado. Desde El Prat, estamos a su lado. La suya es nuestra lucha, porque sabemos que una sociedad más feminista es una sociedad mejor para todos.
Y frente a estos y otros retos quiero reivindicar una vez más el papel de las ciudades. El papel, muy específicamente, de nuestra ciudad, de El Prat. La tierra del delta ha sido desde hace mucho tiempo una tierra de cruce. Una tierra en la que se cruzan varios caminos. Y lo es en sentido literal y también en sentido figurado. Como decía en el discurso del año pasado a propósito del debate aeroportuario, es aquí, en esta tierra, donde como catalanes podemos elegir qué país queremos construir, si queremos avanzar por el camino de la sostenibilidad, de la justicia social, y del progreso.
Pues bien, en los últimos meses la ciudadanía se ha encontrado frente a un cruce. Debía decidir si seguir avanzando en el largo camino de la libertad y la igualdad o retroceder a tiempos más oscuros. Y la ciudadanía catalana y española, también y muy decididamente la de El Prat, ha elegido la primera opción.
Desde nuestra ciudad seguiremos poniendo nuestro granito de arena para avanzar por este camino. En los últimos años, hemos sentado por ejemplo las bases para ser referentes en la necesaria transición ecológica frente al reto climático. Y vamos a seguir aprovechando esta transformación para ganar soberanía energética para nuestra gente. En los últimos años, por poner sólo otro ejemplo, nos hemos declarado también, y gracias al impulso del Consejo de Mujeres, ciudad feminista. Y seguiremos trabajando para estar a la altura de una declaración que debe interpelarnos cada día y en cada uno de nuestros actos.
Y desde nuestra ciudad seguiremos reclamando que esta nueva etapa que podemos empezar sea también una etapa municipalista. Porque no sólo debemos avanzar hacia un Estado más plurinacional, que reconozca, valore y fomente las hablas diversas de los pueblos que lo conforman. Sino que debemos recordar que uno de los grandes deberes pendientes de la democracia es propugnar una segunda descentralización, que dote de mayor autonomía, de más competencias y de más recursos a los municipios.
Termino.
Iniciamos cómo decía una nueva etapa. Una etapa que nos depara muchos retos, pero que si los encaramos con acierto puede abrir nuevos horizontes de esperanza, progreso. En los últimos años hemos dado lo mejor de nosotros mismos y mismas. Y lo seguiremos dando en esa etapa. Porque no es casualidad que El Prat sea una ciudad especialmente equitativa, que cuida su diversidad y al mismo tiempo trata de garantizar la igualdad de todos. Esto es gracias al esfuerzo que durante muchos años ha protagonizado muchos y muchas de los y las que estáis aquí, y muchas de las entidades que nos acompañáis. Y seguiremos impulsando esta ciudad. Para hacer de nuestro sitio en el mundo un lugar mejor y para poner, así, nuestro grano de arena para hacer un país y un mundo mejores.
Pratenses y pratenses,
Que tenga un muy buen Día Nacional de Cataluña.
¡Viva el Prat, y viva Cataluña!